Soy María Puerto Villafranca, la hija mayor, la primogénita por parte materna y la primera niña de la casa por parte de padre. Nací en Zaragoza un 1 de abril de 1993 donde estuve viviendo 15 días porque mi abuela Marií estaba pasando una mala temporada, esto hizo que tenga el honor de llevar su nombre y no Jovita como me quería llamar mi madre.
Mi hogar está en andorra, ¿y ahora os preguntareis? ¿En los
pirineos? La
respuesta es no. Andorra es un pueblo del norte de Teruel, el tercer pueblo contando con la capital más
grande de la provincia. Nunca me ha
gustado ser de pueblo y mucho menos de un pueblo de Teruel, que por cierto,
existe. Pero analizando mi corto pasado, es genial haber crecido en las calles
de este maravilloso pueblo y sus gentes.
Mis padres,
Jose María y María José, junto con mi hermana Paula , mi mejor amiga , por
decirlo de alguna manera mi TODO, son las personas gracias a las cuales soy
quien soy.
Mi infancia
la pasé en el colegio Manuel Franco Royo, al que tuve que ir
porque el entonces alcalde del pueblo quería jugarles una mala pasada a mis
padres, ya que realmente por lejanía no me tocaba ir a este. Ahora tengo que
agradecer a este señor sus malas intenciones ya que gracias a eso recibí una
educación excepcional y tengo las grandes amigas que hoy están junto a mí.
Mi madre se
empeñaba en que practicara deporte, probé el tenis, el baloncesto y la natación, pero era una negada para todo
ello. A mi realmente lo que me apasionaba y me apasiona es la música. Desde los
3 hasta los 18 años fui creciendo en la escuela de música de Andorra, Ana, la
directora y sus broncas. Eloísa, mi genial profesora de piano. Todos ellos
formamos una gran familia.
Desde
pequeña sabía que mi vocación era la farmacia, prácticamente se podría decir
que hasta casi he nacido en ella, lo que sí está claro que he crecido entre
medicamentos, recetas y abuelitos, (para
ellos soy la chica de la María José). Hasta que no estás estudiando la carrera
no sabes realmente si te va a gustar, ahora después de dos años y dos veranos
de prácticas puedo decir que no me equivocaba, esta es mi carrera y mi
profesión. Es muy gratificante acabar el curso con todo aprobado sabiendo que
es una carrera difícil y darte cuenta que lo que estudias sirve para algo.
Los dos
primeros años de carrera viví en un colegio Mayor, Santa Clara, viviendo
prácticamente en mitad del campo, una experiencia increíble, cuando llegas no te puedes creer como se les
puede llegar a coger tanto cariño a las hermanas y cuando sales las llegas
hasta a echar de menos. Para mí fue un mundo nuevo, nuevas amigas, pensamientos
totalmente distintos a los que estaba acostumbrada, te das cuenta de que hay
gente que piensa como tú, poco a poco fui encontrándome a mí misma. Además me
ayudaron a retomar poco a poco mi fe cristiana.
Ahora toca
dar paso a una nueva etapa, aprender a sobrevivir en un piso junto con mis
otras cuatro compañeras, junto con mi nueva familia de la cual también forman
parte mis otros compañeros de clase.
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