domingo, 27 de octubre de 2013

María Puerto



Soy  María Puerto Villafranca, la hija mayor, la primogénita por parte materna y la primera niña de la casa por parte de padre. Nací en Zaragoza un 1 de abril de 1993 donde estuve viviendo 15 días porque mi abuela Marií estaba pasando una mala temporada, esto hizo que  tenga el honor de llevar su nombre y no Jovita como me quería llamar mi madre.    


Mi hogar está en  andorra, ¿y ahora os preguntareis? ¿En los pirineos­­­? La respuesta es no. Andorra es un pueblo del norte de Teruel,  el tercer pueblo contando con la capital más grande de la provincia.  Nunca me ha gustado ser de pueblo y mucho menos de un pueblo de Teruel, que por cierto, existe. Pero analizando mi corto pasado, es genial haber crecido en las calles de este maravilloso pueblo y sus gentes.

Mis padres, Jose María y María José, junto con mi hermana Paula , mi mejor amiga , por decirlo de alguna manera mi TODO, son las personas gracias a las cuales soy quien soy.

Mi infancia la pasé en el colegio Manuel Franco Royo, al que tuve que ir porque el entonces alcalde del pueblo quería jugarles una mala pasada a mis padres, ya que realmente por lejanía no me tocaba ir a este. Ahora tengo que agradecer a este señor sus malas intenciones ya que gracias a eso recibí una educación excepcional y tengo las grandes amigas que hoy están junto a mí.

Mi madre se empeñaba en que practicara deporte, probé el tenis, el baloncesto y  la natación, pero era una negada para todo ello. A mi realmente lo que me apasionaba y me apasiona es la música. Desde los 3 hasta los 18 años fui creciendo en la escuela de música de Andorra, Ana, la directora y sus broncas. Eloísa, mi genial profesora de piano. Todos ellos formamos una gran  familia.   

Desde pequeña sabía que mi vocación era la farmacia, prácticamente se podría decir que hasta casi he nacido en ella, lo que sí está claro que he crecido entre medicamentos, recetas y  abuelitos, (para ellos soy la chica de la María José). Hasta que no estás estudiando la carrera no sabes realmente si te va a gustar, ahora después de dos años y dos veranos de prácticas puedo decir que no me equivocaba, esta es mi carrera y mi profesión. Es muy gratificante acabar el curso con todo aprobado sabiendo que es una carrera difícil y darte cuenta que lo que estudias sirve para algo.  

Los dos primeros años de carrera viví en un colegio Mayor, Santa Clara, viviendo prácticamente en mitad del campo, una experiencia increíble,  cuando llegas no te puedes creer como se les puede llegar a coger tanto cariño a las hermanas y cuando sales las llegas hasta a echar de menos. Para mí fue un mundo nuevo, nuevas amigas, pensamientos totalmente distintos a los que estaba acostumbrada, te das cuenta de que hay gente que piensa como tú, poco a poco fui encontrándome a mí misma. Además me ayudaron a retomar poco a poco mi fe cristiana.

Ahora toca dar paso a una nueva etapa, aprender a sobrevivir en un piso junto con mis otras cuatro compañeras, junto con mi nueva familia de la cual también forman parte mis otros compañeros de clase.

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