Según la Real Academia Española familia es un
conjunto de personas emparentadas entre sí que viven juntas.
Pero la
familia es algo más, algo más que una simple definición, es una sensación que soy incapaz de describir plenamente, es sentirse acogido, es sentir
confianza, es dar sin esperar nada a cambio, es alegría, felicidad y un sinfín
de adjetivos, nombres y sensaciones buenas.
No hace mucho, a finales de este verano, mi abuelo
estuvo en estado crítico (milagrosamente salió). No hay nada como una situación así para
volver a reunir a la familia y mejor todavía para hacer que se una más. Ya no
solo hablo de la familia directa sino la familia lejana la que no se tiene día
a día y es entonces cuando te das cuenta de quién te ayuda ,quien está en estos
momentos. Y todavía más se te pone la carne de gallina escuchar como tu abuelo
sin estar todavía en sus plenos cabales, lo primero que dice es: que gran
familia que tenemos”.
Cambiando de tercio me gustaría hablar de lo mucho
que influye la familia en personas con discapacidad, ya sea física o mental. Es
impresionante como la familia puede llegar a estimular a estas personas, claro
ejemplo lo tengo en mi familia, mi primo con discapacidad física ha estado
siempre muy estimulado por sus padres, quienes se han volcado plenamente en él,
han intentado que lleve una vida ciertamente normal con gente de nuestra edad y
sin excluirlo de ella, esto claramente hace que mi primo (de mi edad) sea un
chico de lo más normal. También hay
clara diferencia en los niños con síndrome de Down, por todos es sabido que
estas personas padecen retraso mental, y es muy notorio como cuando la familia,
las personas que los quieren están detrás de ellos y estos pueden llegar a
desarrollar capacidades inimaginables. Precisamente en la escuela de música de
mi pueblo se hace una gran labor tanto profesional como de cariño con estos
niños estimulándolos.
Hace poco leía en un libro el testimonio de la madre
de un niño con una enfermedad rara, su hijo dependía totalmente de sus padres a
sus 20 años. La madre contaba cómo había cambiado su vida y sus expectativas de
la misma ante esta situación, como habían “dejado de lado “a su hijo mayor, el
cual con sus 4 años no entendía la nueva situación familiar. Me llamaba la
atención la valoración final que hacia la mujer: “no cambiaría por nada a mi
hijo, me ha enseñado a vivir la vida de otra, nos ha unido como familia”. Es conmocionador cómo estas personas te dan lecciones de vida
y te hacen reflexionar situaciones como una pequeña pelea con tus padres, con
tu familia, te ayudan a darte cuenta lo afortunada que eres.
En definitiva, la familia es lo más grande que
tenemos en nuestras vidas, eso si hay que cuidarla y conservarla.
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