domingo, 17 de noviembre de 2013

Septiembre Negro


                                                                                     Pablo Buena
Maria Puerto  

``Munich, 5 de Septiembre de 1972, me dirigía a eso de las 7:00 de la madrugada a dar mi paseo matinal por maximilianstraße donde cada día al amanecer  veía los estragos que causaron los B-42 americanos en los años 30. Aquel año la ciudad andaba muy ajetreada por la Olimpiada pero mi sorpresa fue mayúscula al ver un ejército policial cruzando la urbe en dirección al estadio olímpico´´. Este joven muniques, era testigo sin ni siquiera saberlo de una de las mayores atrocidades perpetuadas contra el pueblo judío. Cinco años después de concluir la guerra de los seis días, el pueblo judío volvía a ser objeto de ataque por parte de los países islámicos, en este caso un grupo terrorista palestino.





A lo largo de toda la historia se ha ido diezmando por sistema a los judíos desde su sometimiento por parte de los faraones egipcios pasando por el infierno de Auschwitz hasta hoy con los conflictos de franja de gaza.
 
En este punto nos vemos obligados a plantearnos ciertas preguntas, ¿es posible una solución pacífica a este conflicto? ¿Podrán algún día convivir pacíficamente los estados de oriente medio? Y, lo más importante de todo,¿ hasta qué punto influye negativamente Estados Unidos en este conflicto?
Es del todo imposible que en las mencionadas circunstancias se pueda construir un estado de paz mediante el conocimiento mutuo, la comprensión cordial y el dialogo, tal y como nos dice el profesor Nubiola. Conviene sumergirse en la historia para comprender el porqué  de nuestro razonamiento.  El estado israelí se creó en el 1948 a raíz de la división del antiguo protectorado británico en aquella zona. Esto vino a compensar todo el sufrimiento del pueblo judío en la segunda Guerra Mundial, el problema radicó en la oposición de sus vecinos musulmanes y en el  odio creciente a lo largo de la historia como antes hemos mencionado.
Qué ocurriría si pidiéramos a cualquier víctima del  terrorismo comprensión cordial o dialogo para aquellos que asesinaron a sus allegados, obviamente el  rencor y el odio que anida en sus corazones privaría a los asesinos de su condición humana, de ser personas que erran  para acabar convirtiéndose en lo mismo que ellos.
El camino de la vida puede ser libre y hermoso pero lo hemos perdido, la codicia ha envenenado las almas, ha levantado barreras de odio, nos ha empujado a la miseria y a las matanzas como diría el  Gran Dictador. Nos encontramos ante la encrucijada de bien hacer borrón y cuenta nueva, perdonando (únicamente perdonando se puede llegar a una vida plena) todas las barbaridades realizadas contra el pueblo judío o continuar en este camino de odio que solo lleva a guerras, genocidios y a ser esclavos  del pasado.
La convivencia pacífica no resulta tan fácil como nos da a entender  el profesor Nubiola hablando del respeto y la paz existente en el siglo XIII  en España, porque lo que él omite es la sangría que se cometió en aquel reino a la hora de expulsar a los musulmanes durante la reconquista, resulta muy fácil convivir si matas a aquel que te genera los  problema,  quizás se tenga que producir el cambio del perdón y pasar cientos de años hasta que la situación se normalice como ocurrió en Toledo ya que pasaron dos siglos hasta lograrse tal convivencia pacífica, esperemos que en siglo XXIII hayamos hecho de Jerusalén la Toledo de Oriente.
Cabe recomendar  la obra de Salah Jamal, Palestina, ocupación y resistencia, una breve historia sobre el conflicto de oriente que permite ganar una visión más objetiva del mismo. 
 
 

 
 

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